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jueves, 3 de agosto de 2017

El Nirvana, más que una Banda, una Meta Profunda

A continuación se reflexionará, analizará y se conocerán los aspectos referentes al concepto de Nirvana, en la Filosofía Budista tomando también, como referencia, las reflexiones de publicaciones anteriores sobre el tema en este mismo blog, para lograr un compendio completo de todo lo referente al Nirvana.

El Nirvana, una Meta de Inefable Felicidad y Liberación:


Liberación.
La palabra Nirvana la asociamos por lo general con la famosa banda de rock grunge estadounidense, "Nirvana", y que es a todo esto una de mis bandas favoritas de rock, pero es también uno de los conceptos más discutidos de la filosofía oriental. Se podría decir que la meta suprema del budismo es alcanzar el Nirvana.

Para algunos occidentales el nirvana, es el aniquilamiento total, y para otros, una existencia eterna de inefable e indescriptible felicidad. Los hombres de Occidente sienten el anonadamiento después de la muerte como el peligro máximo, sólo conjurable por la existencia de un alma inmortal. Si no se acepta la existencia de ese principio espiritual, el hombre después de la muerte es solo cenizas. El ansia de la inmortalidad caracteriza así a la cultura Occidental.

Pero el problema para el hombre indio es totalmente diferente. Después de la muerte se ve condenado a un devenir interminable, hecho de nacimientos y muertes sin fin en esta realidad contingente, dominio del sufrimiento. El ansia de liberación de esa cadena de existencias (samsara) caracteriza así a la cultura de la India.

Por otro lado el Buda nunca se refirió al nirvana en términos positivos, "así como no se conoce el destino del fuego ardiente que golpeado por el martillo se extingue de manera gradual, así tampoco se conoce el destino de los que se han liberado totalmente". Sin embargo los budistas tienen al nirvana por un estado gozoso y siempre esculpen al Buda sonriente en su éxtasis.


Representación del Buda en estado de éxtasis.
Se dice que el ex rey Bhadiya, preguntado por Buda, por qué andaba exclamando "¡qué felicidad!", respondió:

"Ahora, señor, donde quiera que me encuentro, aunque esté solo, vivo sin temor, confiado, sin miedos, despreocupado, en paz, con lo que los otros me dan, con mi mente libre como un animal del bosque. Es por esta razón, señor, que yo, donde quiera que me encuentre, pronuncio, repetidamente esta exclamación ¡qué felicidad, qué felicidad!".

Buda hizo entonces el siguiente comentario: 

"Los dioses no pueden alcanzar con la mirada a aquel hombre en cuyo interior no existe cólera, que esta más allá de cualquier forma de existencia o de inexistencia, cuyos temores han cesado, feliz y libre de pena. Cuando el sabio brahman por su sabiduría ha llegado por si mismo al conocimiento, entonces se libera de la forma y de la no forma, de la felicidad y del sufrimiento".

Más allá de cualquier forma de existencia (bhava) o de inexistencia, en realidad el nirvana, la liberación, es indescriptible, inimaginable e inconcebible.

"Existe, oh bhikkus, aquel dominio en que no se dan ni la tierra ni las aguas, ni el fuego ni e aire, ni el dominio de la infinitud del espacio, ni el dominio de la infinitud de la conciencia, ni el dominio de la nada, ni el dominio del conocimiento, ni este mundo ni el otro, ni el Sol ni la Luna. Yo os digo, oh, bhikkus, que ahí no se entra, que de ahí no se sale, que ahí no se permanece, que de ahí no se decae y que ahí no se renace. Carece de fundamento, carece de actividad, no puede ser objeto del pensamiento. Es el fin del sufrimiento" (Udana VIII, 1).


Fenómenos de la realidad contingente.
Si no existiese ese Absoluto, lo por completo diferente, lo absolutamente otro, sólo existiría esta realidad y nada fuera de ella, hacia donde el hombre pudiera escapar. Cuando se llega al nirvana, escapa ya uno a todo conocimiento, se destruyen los caminos del lenguaje que llevaban a él. Quien alcanza el nirvana, no puede llevar consigo nada de lo que constituye su realidad, ni vida emocional, ni personalidad, ni conciencia, todo cesa al salir de los límites de esta realidad contingente. 

Incluso el estado transitorio de nirvana que alcanzan los monjes budistas en vida, y probablemente todo trance yóguico. Según la experiencia personal del Buda, comporta la interrupción de casi todos los procesos mentales, el vaciamiento casi total de la conciencia. Pero este aniquilamiento no es el aniquilamiento tal como lo entendían los charvakas, para los cuales todo terminaba con la muerte, sino un salto hacia la trascendencia.

Lo Absoluto Budista, el Nirvana, tiene similitudes con lo Absoluto de los textos de las Upanishadas védicas del Hinduismo, como el Brahman, pero existe una profunda diferencia entre ambos, mientras el Brahman es definido en términos de ser, plenitud y conciencia (Universal, no individual), el nirvana (extinción) es un absoluto de signo negativo, lo absolutamente otro, Sunyata (lo vacío), término que jugaría un rol de primerísima importancia en la especulación budista posterior al Buda. Por consiguiente, para el Buda no cabía la posibilidad de Dios, que sí era posible para el hinduismo. Más aún, pues no se puede llegar al Nirvana mediante ritos brahmánicos ni con ayuda de la gracia divina, sino por el propio esfuerzo personal, en un aislamiento hecho de desapego y de renunciamiento. No hay predestinación ni fatalismo, cada cual llega hasta donde realmente quiere, libertad, autocreación e individualismos superlativos.

"El Nirvana: Lo Otro",  


El punto de partida de la reflexión budista era doble, una constatación (el sufrimiento universal), y un principio (el principio de razón suficiente), todo tiene que tener explicación, una causa. Buda no necesitaba buscar la causa del mal en algún ser sobrenatural o en la naturaleza inminente del ser o de la acción, porque la encontró en los entresijos del hombre. 


Ruedas Budistas, símbolos del
 constante cambio y las reencarnaciones.
El ciclo de las reencarnaciones, simbolizado por una rueda que todos los monasterios budistas de antaño colocaban a su entrada, se mueve en virtud de la dependencia en círculo de doce causas: sufrimiento - nacimiento - existencia - apego - deseo - sensación - contacto de los seis órganos de los sentidos con sus seis objetos sensibles - órganos y objetos sensoriales - individualidad - conciencia - residuos kármicos - ignorancia de la verdad (dharma).

El dolor viene de la impermanencia misma de la existencia, de modo que, como lo advierten las más antiguas upanishadas, el apego a la existencia es la raíz del sufrimiento. Cual polillas acercándose a la lumbre mortal, los hombres gozan sufriendo.

Los Monjes y las ruedas budistas.
"Mira este mundo. La mayor parte de los seres están dominados por la ignorancia, gozan con las manifestaciones de la existencia, no se han liberado. Toda existencia en cualquier respecto es impermanente, dolorosa, sometida al cambio."

Pero las pasiones y los deseos no son inexorables. Si queremos, podemos secar  la fuente del deseo, que es nuestra ignorancia del orden del mundo (dharma, ley, ley natural). La misión del bodhisattva consiste justamente en enseñar el dharma, quien lo comprende y asimila perfectamente, ha "atravesado a la otra orilla", vive en este mundo sin vivir en él.







Cuando la ignorancia cesa, cesan los residuos kármicos;
cuando los residuos kármicos cesan, cesa la conciencia;
cuando la conciencia cesa, cesa la individualidad;
cuando la individualidad cesa, cesan los seis sentidos;
cuando los seis sentidos cesan, cesa el contacto;
cuando el contacto cesa, cesa la sensación;
cuando la sensación cesa, cesa el deseo;
cuando cesa el deseo, cesa el apego;
cuando el apego cesa, cesa la existencia;
cuando la existencia cesa, cesa el nacimiento;
cuando el nacimiento cesa, cesan la vejez y la muerte, la pena y el llanto, el desagrado y la inquietud, por lo tanto cesa el sufrimiento;
por ende se produce una liberación en donde se encuentra en esencia la felicidad en su estado más puro.


"El Yo, una Ilusión",


La conciencia y el yo del ser, como ilusión.
En efecto, ya que según la concepción mágica de los Vedas todo acto específicamente humano madura en una existencia posterior, el karma es la herencia que un individuo se deja a si mismo en una vida anterior. Pero si el individuo desaparece, ya no hay más reencarnación, y si uno actúa o padece sin mezclarse con lo que hace o recibe, no se gesta un nuevo karma. Ahora bien, el individuo y la conciencia son ilusiones y la vida psíquica es de lo más impermanente que hay. Y no se puede probar, bajo o fuera de ella, la presencia de una sustancia una y permanente, un alma, atman o yo, ya que la introspección no revela más que una corriente acelerada de vicisitudes o cambios, como cuando gira un caleidoscopio. "Yo" viene a ser el fantasma unitario que proyecta una serie de hechos mentales instantáneos, causados en forma entreverada y sucesiva, unos por otros. Quien consiga apropiarse esta concepción del yo, tan semejante a la de los filósofos empiristas ingleses, logrará extinguir el fuego del deseo, provocado por el egocentrismo.



Causa y efecto del no ser en sí, de todo cuanto existe.
"Entonces, Bahiya, de esta manera debes tú ejercitarte: que en lo visto exista sólo lo visto, en lo oído, sólo lo oído, en lo pensado, sólo lo pensado, en lo conocido, sólo lo conocido. Entonces tú, Bahiya, no estarás en las cosas, y cuando tu Bahiya, no estés en ellas, entonces tú, oh, Bahiya, ya no estarás ni en este mundo ni en el otro, ni entre uno y otro: éste es el fin del sufrimiento."

Por otra parte, un yo eterno no explica nada. Pues una causa eterna únicamente puede producir efectos eternos, ya que si los produjera impermanentes, habría que inquirir qué condición causa su existencia y su aniquilación, como el yo eterno, por definición no cambia, habría algún factor extraño a él que intervendría, pero entonces esa condición "no-yo" bastaría para explicar el efecto, haciéndose inútil recurrir a una causa eterna. Claro, cada una de estas premisas es discutible, pero así lo argumentan algunos budistas. Para otros, como Nagarjuna de quien hablaremos en otra publicación, el concepto mismo de causalidad es contradictorio.

El Camino al Nirvana y la Ética Budista,

Desprendimiento
espiritual del
pensamiento lógico.
De modo que puesto, que la causa última de la existencia desagraciada es la ignorancia, la correcta meditación es el camino real para eliminar, junto con las quimeras, las reencarnaciones. El énfasis se pondrá en el análisis de las motivaciones y en la transitoriedad y vaciedad de cuanto conocemos. Como el intelecto discursivo poco ayuda, y hasta puede estorbar la contemplación, las escuelas basadas en el sutra Lankavatara iban a procurar que el descubrimiento de los elementos del cosmos y de los mecanismos de causación (gradual, según Shen-Hsui, repentino según el cantonés Hui-neng y la escuela Zen) se hiciera espontáneamente, desprendiendo el espíritu del pensamiento lógico y, en general, de todos sus hábitos, a fin de familiarizarlo con lo aparentemente absurdo.

Pero la concentración mental implica todo un escenario de esfuerzos preliminares que predisponen el espíritu, desde luego, la postura, respiración, silencio y luminosidad adecuados, también el sueño, alimentación y guía pertinentes. Y una vida moral correcta, donde las intenciones, han de responder a los hallazgos, los actos, palabras y medios materiales en que tales intenciones se pongan por obra, y que deben contribuir a la paz interior. 



Meditación para la paz interior y la
 conexión con el todo cósmico.
Como mínimo, el Buda prescribía cinco mandamientos que son: no violencia deliberada, no apropiación indebida, continencia respecto a la mujer del prójimo, no engaño, no ingestión de alcohol. Es evidente que los tóxicos inhiben la concentración, por otro lado, la afición a los bienes, y a los seres queridos restan lucidez a la meditación y distraen del ejercicio de tener presente, y aplicar constantemente lo aprendido.

Finalmente,


El Arhat o Arhant (El que ha Alcanzado El Nirvana) está " más allá del bien y del mal", o sea, del bien al que uno se apega y del mal del que uno huye. La doctrina budista contiene muchas paradojas chocantes, de las que Siddharta, el Buda, carente de formación filosófica y afectado, de remate, por un prurito o perfección de la metafísica innata que tenia, tal vez ni se percató. Una de ellas es el concepto de bodhisattva, ente en quien la benevolencia suprema hacia los hombres nace justamente del conocimiento perfecto de la inexistencia de los hombres.

A continuación dejo un vídeo que explica como concepto el monje budista Thich Nhat Hanh, la práctica de la Libertad, por medio de la capacidad que tiene el Nirvana de eliminar las percepciones o ideas equivocadas acerca del ser y no ser de todo cuanto existe en el universo, en profundidad.



Espero les haya interesado y gustado!!!