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viernes, 12 de febrero de 2016

El Sentido de Filosofar con los Sentidos como Clave

En algunas ocasiones y en otras casi siempre las personas tienen naturalmente inquietudes y preguntas que se hacen sobre la vida, la muerte, la existencia, el destino, el tiempo, el sentido de nuestro ser en esta vida o en este mundo, entre otras, que pueden recibir respuestas por medio de las distintas creencias, religiones, filosofías o por la simple fe, que entregan respuestas a estas preguntas, según la formación y herencia religiosa que por lo general  reciben las personas.


"El Pensador" de Rodin en Chile.
Estas se enmarcan en un pensamiento y creencia puntual desde la cual las personas viven, entienden y creen solo lo que les enseñan o les han dicho, lamentablemente la mayoría se cierra a un solo punto de vista religioso por ejemplo, que les entrega estas respuestas, a modo de enseñanzas doctrinarias, a modo de metáforas y máximas y por medio de las palabras dichas y escritas que estas consideran a través de ese punto de vista como las respuestas o verdades casi absolutas, cerrándose a conocer, comprender, aprender, aplicar y reflexionar con otras ideas , ya sean estas otras religiones, filosofías o cualquier creencia  o no creencia, que también tiene las respuestas a sus preguntas desde otro ángulo o desde otro prisma, con el cual pueden recibir respuestas incluso mejores, más lógicas, más profundas, otras doctrinas, o enseñanzas de las cuales pueden aprender también cosas muy bellas.
De hecho cada religión, creencia o filosofía  determinada tiene algo bueno que mostrarnos, no habría que quedarse o cerrarse con una sola escuela, si no más bien tomar lo mejor de todas las que al menos uno quiere conocer, y hacer cruces entre ellas, de manera  que se produce inevitablemente una convergencia que uno puede vislumbrar que pareciera unir todo en una sola cosa.

Convergencia religiosa y filosófica.
Pero no por medio del aprendizaje de una sola creencia o religión, si no por medio de varias creencias religiosas o filosóficas que se complementan entre si y que parecen tener algo bueno que entregarnos para comprender mejor estas mismas preguntas, para conocer otras culturas y por sobre todo aunque nunca  lleguemos a comprenderlo del todo en su máxima expresión, analizar y comprender cual es la verdadera realidad y por ende comprender a su vez a Dios.

En vista de lo anterior es por ello que algunos se preguntan entonces ¿Para qué filosofar si ya tengo una creencia religiosa solida que ya me entrega respuestas a mis preguntas, de hecho le ofrece salvación a mi alma y la vida eterna? , pues para los inquietos a continuación tengo el mejor de los ejemplos.

El filósofo y académico chileno Jorge Eduardo Rivera que es autor de la mejor traducción que se ha hecho de “Ser y Tiempo” al español, obra de Martin Heidegger uno de los más importantes filósofos alemanes del siglo XX.

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 Cuenta la increíble anécdota que tuvo mientras realizaba y profundizaba sus estudios en filosofía y teología en la Universidad de Friburgo en los años 60s, en Alemania para posteriormente obtener el grado de Doctor en Filosofía de la Universidad de Heidelberg en los 70s. En el cual en ese entonces en los 60s incluso hasta el día de hoy, reflexionaba siempre y tenia una pregunta que lo acuciaba y lo agarraba muy fuerte, y se decía, yo soy cristiano (podría ser cualquier otra creencia religiosa), y la pregunta que tenia exactamente era ¿Qué sentido tiene filosofar cuando se es cristiano, yo tengo la revelación de Dios mismo, el amor de Dios abierto, regalado gratuitamente, se me ha dado, lo puedo compartir con otros, y que gano con filosofar, rastrear penosamente con mi razón apenas, que saco yo con ese rastreo si yo como cristiano tengo una respuesta radical, a lo mejor toda esta filosofía es si no una manera de esquivar, de entregarse a aquello en lo que creemos, entre otras cosas a los demás, cuando se ha tenido a veces la felicidad de compartir con otros la pobreza, el amor, o el gozo, eso es tan grande, de manera que pareciera que toda filosofía palidece?. Entonces Jorge Eduardo Rivera quería hacerle esta pregunta en Alemania a los profesores que tenia, partiendo por el asistente del asistente de Heidegger, que en la actualidad es su amigo y filósofo, editor de las obras completas de Heidegger, y le hizo esta pregunta en ese entonces, y este le contesto, esa pregunta es para mi maestro Eugen Fink valla adonde el, que era el filósofo asistente y ayudante directo de Heidegger que hacia unos seminarios nocturnos sobre filosofía de Kant, entre otros, y Jorge Eduardo Rivera llego donde el, y Fink se agarra la cabeza a dos manos y le dice esa pregunta es para Heidegger, valla adonde Heidegger, Jorge Eduardo Rivera dijo pero usted cree que yo lo pueda ver y conversar personalmente  con el en persona, para Jorge Eduardo  Rivera, en aquel entonces era cosa de otro mundo Heidegger, era como su maestro, de hecho lo es, recordaba que antes miraba la casa de Heidegger desde fuera a lo lejos y este decía esa es la casa del Ser, por lo que jamás se le hubiese ocurrido verlo a el en persona, entonces Fink lo animo y le dijo escríbale una tarjeta y pídale una hora, y este le escribió, y se encuentra después de 2 semanas con Fink en la universidad, y este le dijo fue adonde Heidegger, y Jorge Eduardo Rivera le dijo no me contesto, Fink le dijo justo hoy precisamente en el transcurso de la tarde me encuentro con el, así que le voy a decir que le conteste, 2 días después le llega una tarjeta a nombre de Jorge Eduardo Rivera, que decía su nombre, y al reverso el remitente estaba firmado y timbrado por Heidegger y decía que fuera a verlo a su casa el 17 julio del 61 a las 6.00 de la tarde, de manera que fue a verlo y lo atendió en la puerta de entrada de la casa Elfride la esposa de Heidegger que le dijo, mi marido lo espera, suba al segundo piso, y ahí estaba en persona sentado Heidegger, y se llevo a cabo una entrevista muy cordial y amable con el, y este le dijo, esa misma pregunta que usted me esta haciendo ahora me la hizo Karl Rahner (gran teólogo y sacerdote jesuita alemán) y Heidegger le contesto.


Martin Heidegger, escuchen...
"Llega una etapa de su filosofar, donde la filosofía se hace con palabras, la filosofía crea en nosotros una sensibilidad a las palabras, y nos hace escuchar, nos enseña a escuchar, si usted hace filosofía y atiende a las palabras y escucha lo que dicen las palabras va a estar mucho más sensible a LA PALABRA DE DIOS". Esa fue su respuesta.
Planteándose de forma clave por ende, que también incluso la filosofía, se entiende con los sentidos, para comprender la verdadera realidad.

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